sábado, 12 de julio de 2014

LA TRISTEZA NO TIENE FIN

Esta frase que la asociamos inmediatamente con un resultado futbolero como el caso del Seleccionado Brasileño ante una derrota catastrófica,  vuelve a tomar en nuestra comunidad un sentido de incredulidad y de dolor. Esa reacción que tenemos en respuesta a una muerte o pérdida y que nos afecta en nuestra mente, en nuestro  cuerpo  y  también en nuestras emociones.
Nadie sabe cómo será el final de nuestros días, a veces la vida nos da la oportunidad de prepararnos ante una pérdida irreversible o la vejez es un consuelo, pero cuando la vida es arrebatada de una manera trágica, impensable, el dolor alcanza un grado inevitable. Ningún ser humano puede eludir la muerte, ésta se presenta tarde o temprano. Von Weisacker , físico y filósofo alemán, decía que el verdadero sentido de la vida y el dolor sólo puede entenderse desde una perspectiva que se sitúe más allá de la muerte.
Según cómo el hombre decida enfrentar la muerte y el dolor, puede edificar una estructura interna que lo lleve hacia su madurez o puede hundirse en su depresión.
Pero de qué manera sortear la tristeza que invade a una comunidad chica como la nuestra donde la trágica muerte no es anónima ni es solamente una noticia periodística, de qué manera enfrentar lo irreversible. Como en toda sociedad, nosotros tenemos nuestras tragedias, y de todas salimos, porque superar el gran dolor de una pérdida no significa que uno se olvide de la persona que falleció, el duelo consiste  en encontrar la forma de recordar al ser querido y adaptarnos a nuestra vida sin su presencia.
Así será otra vez. Una vez más.
Raúl Comba.

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