Declarado en 1994 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, la celebración intenta fomentar la conciencia pública sobre el tema y promover:
- un cambio en el uso de la tierra, apostando por una agricultura más sostenible y que se adapte al cambio climático.
- un mayor acceso a los avances tecnológicos y a la titularidad de tierras de los pequeños agricultores que respetan el medio ambiente.
- un mayor equilibrio entre las finalidades ecologistas y el consumo de alimentos.
- un aumento de las inversiones para promover mejores prácticas y un sistema de producción más sostenible.
- un aumento de las acciones que ayuden a hacer visibles las consecuencias de la desertificación, cuyos efectos sobre la paz, la seguridad y la estabilidad son invisibles aunque constituyen una realidad para los países con escasez de agua y de comida, cuyos habitantes se ven obligados a emigrar como consecuencia de este problema.
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