El radicalismo villeguense continúa fomentando disparatadas situaciones que alcanzan ribetes de escándalo.
No hay otro partido en esta ciudad que esté tan desprotegido en su accionar. Es evidente que hay dirigentes o simpatizantes que se convierten en fuentes de información para que el periodismo (utilizando legítimos derechos) saque a la luz los vaivenes caóticos y maquiavélicos que se dispersan por el aire como olas gigantescas que alcanzan a propios y extraños.
Ningún otro partido político saca a relucir sus avatares como lo hace este partido centenario que se dobla hasta el punto del quiebre, tirando por la borda el concepto original de que quebrarse es aceptable y digno, pero doblegarse, nunca.
Un radicalismo villeguense que no se renueva ya que muchos de sus protagonistas repiten su cara, sus gestos y hasta sus pensamientos desde tiempos inmemoriales. Sólo basta leer las listas, más del 80% son figuritas repetidas. Nos preguntamos entonces, ¿dónde está el radicalismo joven? ¿Por qué no aparece la sangre generacional renovada, impoluta, con bríos de recomponer un partido centenario que ha sido (y si sus dirigentes lo permiten), bandera de honestidad, de humildad, de trabajar por los que menos tienen?
¿Será que la UCR reúne grupos con diversas ideologías como el federalismo, el liberalismo, el nacionalismo, el desarrollismo y la socialdemocracia, entre otras, y entonces tantas líneas internas más que organizar al partido de Leandro N. Alem lo convierte en un caos?
Por cierto, en todos los distritos no aparece la aspereza de una interna dura como en Gral. Villegas donde dos listas pujan por liderar el destino del radicalismo en los próximos años.
Como ya se sabe una de las listas propone a Gustavo Santillán, actual Secretario de Seguridad y la otra a Diego Tellechea, concejal y presidente del Bloque UCR, ambas fueron autorizadas a presentarse a elección interna de autoridades de comité, en este contexto el próximo 23 de octubre los afiliados al radicalismo van a tener la posibilidad de elegir a uno u a otro. En el medio hay muchos radicales que no están ni con uno ni con otro. La mayoría de los pueblos sufren la desarticulación partidiaria, no existen sub comités, por lo que viajar a la ciudad cabecera a votar es un plan que no figura en la decisión de aquellos que ven con descrédito esta puja de intereses.
Dijo Leandro N. Alem, “No antepongas nunca los intereses pequeños o personales a los altos enigmas patrióticos y no abandonando jamás la línea recta que yo seguí en mi azarosa existencia, habrás rendido el mejor homenaje a mi memoria”.
Por ahora el radicalismo en Gral. Villegas parece estar lejos de alcanzar este pensamiento. Los intereses, la cooptación de poder, la supremacía del ego son los protagonistas que diluyen la imagen carismática, gentil y oportuna de Balbin, Hirigoyen y hasta del propio Alfonsín.
Raúl Comba
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