Banderaló (2/5/20) - El 2 de mayo de 1982, un mes después de que la Argentina tomara posesión de las Islas Malvinas – territorio usurpado por los ingleses en 1833- el crucero General Belgrano recibió un ataque con torpedos de un submarino británico, mientras navegaba fuera de la zona de exclusión que Gran Bretaña había fijado. No tardaría en hundirse ocasionando la muerte de 368 tripulantes.
Sin embargo, entre tantas muertes, un poco más de 700 marinos lograron sobrevivir, entre ellos, Juan Bautista Tula, oriundo de Banderaló.
A continuación transcribimos parte del relato de Juan: "Era el 2 de mayo a las 4:30 cuando salimos fuera de las 200 millas marinas , fuera del bloqueo, estábamos a 35 millas argentinas. El comandante del buque nos había dado descanso porque estábamos fuera de peligro. Yo agarro el jarro para ir a la cocina para tomar el mate cocido y luego me pongo a charlar con un pibe de Chacabuco cuando pegó el primer torpedo. Nos sorprendimos, creíamos que había explotado una caldera. Sin embargo, cuando pega el segundo, sí fue en la caldera, el buque quedó a oscuras y comienza a incendiarse. Todos gritaban. Estábamos asustados. Era desesperante ver que el buque comenzaba a inclinarse. Tiramos las balsas salvavidas y esperamos la orden del comandante. Finalmente da la orden y comenzamos a tirarnos a las balsas.
Lo importante era alejarnos del buque. Remábamos con los remos, con las manos, todo valía para alejarnos del buque y evitar que nos succionara. Junto a 18 compañeros naufragamos hasta el día siguiente. A las 17 horas nos encontraron pero recién nos rescataron a las 21. El buque que nos rescató fue el Gurruchaga que nos llevó finalmente a Ushuaia. Allí nos abrigaron y nos alimentaron para luego llevarnos en avión hasta Río Grande. Desde allí, en otro avión, nos trasladaron hasta la Base Naval de Puerto Belgrano desde donde repartieron a los sobrevivientes en colectivos llevándolos a sus provincias".
En un artículo concedido a La Voz de Banderaló, Juan recuerda cómo fue su regreso a nuestro pueblo: "Me había hecho muy amigo de un suboficial de apellido Roldán que vivía en Punta Alta, encontré a la familia de él y me quede junto a ellos esperándolo, yo suponía que iba a llegar en el otro vuelo. Y así fue. De ahí fuimos a Puerto Belgrano. A los que estábamos bien nos dieron licencia 10 días. Había dos colectivos que venían para la provincia y yo me volví con cuatro chicos de Trenque Lauquen hasta su ciudad. Ellos se ofrecieron a acercarme pero yo no veía la hora de estar con mi familia. A partir de lo que viví aprendí a valorar mucho y quería llegar y abrazarlos. Entonces bueno, me llevan hasta la ruta y le hice dedo a un camión. Le dije al camionero que tenia que llegar a Banderaló cerca de General Villegas, y me dijo que iba para Mendoza, así que me llevaba. En el viaje le conté que estaba haciendo el servicio militar y empezamos a charlar de la guerra. Y le digo: “yo vengo de ahí. Soy un sobreviviente del General Belgrano”, y fue una emoción increíble… El tipo me prestaba atención y a mí me parecía que se lo estaba contando a mi papá. Me dejó en la entrada del pueblo y me dio un gran abrazo…"
La historia de Juan Tula, sobreviviente de aquél ataque doloroso y triste, repetida cada año como homenaje a él y a todos los héroes que se convirtieron en tales luego de haber defendido nuestra soberanía nacional.
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