Fotos que se publican en las redes sociales |
En este contexto la realidad nos pone en una coyuntura, diría, maquiavélica, ya que actúa con astucia y perfidia para conseguir sus propósitos. En relación a las inundaciones que asola a gran parte de la provincia de Buenos Aires y a una franja importante del partido de general Villegas, los comentarios y las informaciones van de la mano del estupor, de lo insólito, de lo impredecible.
Como una zaga donde el protagonista es el agua -y como todo protagonista sigue hasta el final de la trama -, día a día los hechos se suceden unos tras otros sin darnos respiro.
Así también las informaciones cobran vital importancia. Por un lado tenemos las informaciones de las autoridades, cautas, previsibles, sin sensacionalismo, en eje.
Por el otro, los comentarios en las redes sociales. Twiter y Facebook, principalmente, son soportes de gran utilidad altamente positivos para determinadas situaciones. Su uso correcto ayuda a informar y alertar. Nos muestran el dolor de quienes sufren las inundaciones, la desazón de tantos campos convertidos en lagunas, imágenes impensadas que nos duelen.
Aunque también, debemos decirlo, en estas redes pululan lo que se denomina bulo, o noticia falsa divulgada sobre todo con fines negativos, bien podrían encuadrarse también los trolls; su capacidad de viralización en redes sociales es formidable. Sin embargo no hay que culpar a las redes sino a los sinvergüenzas que los crean y difunden. En este marco hay que andar con pies de plomo, hay demasiados sinvergüenzas y bulos circulando, inundando a veces tanto como el agua.
He aquí entonces, a quién le creemos: ¿a los funcionarios que a través de comunicados oficiales indican que el agua desciende o a las rede sociales que anuncian el apocalipsis?; ¿al intendente que dice que el agua que ingresa al partido villeguense debe salir o las redes sociales que dicen que el agua está estancada privilegiando a los pueblos aguas abajo?; ¿al municipio que trata de llevar serenidad a la población o a las redes sociales que nos dicen que somos tolerantes y que es tiempo de actuar?; ¿al gobierno municipal que espera las decisiones de hidráulica o a quienes insinúan que los trabajos no se hacen por temor a distritos más importantes políticamente hablando y que ese es el motivo de tantas dilaciones?
¿Nos mienten oficialmente o nos engañan virtualmente?
Es tiempo de separar el trigo de la paja, se puede lograr con algo simple: prestando atención a las fuentes. Así como nos enseñan a leer entre líneas o a no creer todo lo que escuchamos, ahora es tiempo de aprender a usar las redes, aprender a leerlas, verlas y oírlas.
Después de treinta años de democracia, deberíamos haber aprendido a escuchar o a leer a quienes nos gobiernan: intendente, funcionarios municipales, concejales. Los que están y los que se fueron.
Tal vez entonces encontremos un poco de sabiduría para encarar los grandes desafíos con una mirada nueva: aquella que nos haga comprender que todos somos el pueblo.
Y al pueblo lo salvamos entre todos. No hay otra alternativa.
Raúl Ernesto Comba
Periodista, Banderaló Noticias