Como la historia se reescribe todos los días y son las personas con sus miradas particulares las que llevan adelante este acto, creo pertinente preguntarles siguiéndolo a Pacho O’ Donnell, si alguien recuerda alguna vez haber actuado en algún acto escolar como María Catalina Echeverría de Vidal, si alguien la conoce, si alguien sabe quién fue. Pasean por mi mente recuerdos de mi vida, como estudiante, luego como profesor, de haber asistido a muchos festejos y conmemoraciones en esta fecha, la del 20 de junio y no evoco en mi memoria haber escuchado el nombre de esta mujer.Es este escritor, el autor de “El grito sagrado “ quien rescata del olvido, ya que su nombre no figura en los tan famosos manuales, a la primera mujer que cosió la bandera argentina, la insignia que Manuel Belgrano enarbolara por primera vez, una humilde modista de Capilla del Rosario del Pago de los Arroyos, que hoy es Rosario.
Cuenta una voz de la historia que María Catalina confeccionó la bandera argentina que se enarboló, por primera vez, el 27 de febrero de 1812. Supervisada por Manuel Belgrano, compró telas, unió los retazos celeste y blanco y agregó hilos dorados a la terminación, una tarea artesanal que demandó al menos cinco días y para la que necesitó asistencia de dos vecinas. Sin embargo, durante 206 años los homenajes jamás alcanzaron a esta mujer, la hija de inmigrantes vascos que también forma parte de la historia argentina por un simple giro del destino.
Hoy, la realidad banderolense me impulsa a este acontecimiento comparativo, ya que, al no tener una bandera para enarbolar en el mastil de la Plazoleta de Las América, dos integrantes de La Casa de la Cultura, tomaron una loable decisión: cocer una propia, como diríamos coloquialemente, una bandera de entrecasa. Stella y Susana vieron que la bandera que tenian era demasiado chica para el mastil. Se acordaron que en el museo había tela para confeccionar banderas y así se dispusieron a fabricar una nueva contando con la complicidad de Jimena (hija de Stella). De esta manera, hoy, Día de nuestra Bandera, fue izada una enseña que mide aproximadamente 4 metros. Nueva, confeccionada con manos banderolenses, tal vez como María Catalina, no pasen a la historia, pero, para nosotros, es una historia que nos emociona porque la historia está hecha de humildes gestos que no ocupan la primera plana de los diarios, sin embargo, sin ellos nuestra gran historia como Nación, no sería posible.
Felicitaciones y gracias Stella, Susana y Jimena por dejarme compartir esta historia.
