Banderaló, junio 26 - Florencia y su papá, Francisco Ibarra, sueñan con tener una tropilla y de hecho ya tienen varios animales. Hace unos días que vienen sufriendo robos de algunos elementos que se llevan desde el lugar donde se encuentran los caballos.
Esta es la historia contada en primera persona, por Florencia, donde expresa su dolor por la situación que les toca atravesar y que publicamos para llamar a la reflexión a quienes cometen este delito sin tener en cuenta sus consecuencias.
«Hoy siento una gran tristeza y me gustaría hacer público el momento en que estamos atravesando junto a mi familia.
Siempre he visto a mi pueblo (Banderaló) como un lugar tranquilo, lleno de paz, de esos que te reconforta el alma; un lugar al que nos da gusto volver siempre que nos vamos a rehacer nuestras vidas, ya sea para crecer, estudiar, etc. En nuestro pueblo nos conocemos todos, "Gente buena de mi pueblo, gente con alma de sol".
Soy nativa de este lugar, crecí acá, transcurre toda mi vida en este sitio, tengo un padre de La Pampa que lleva la cultura en la sangre y juntos emprendimos un sueño, el del día de mañana tener una tropilla de caballos... El mismo se iba concretando y es una gran lucha tenerlos, y como no teníamos donde ubicarlos los tenemos al costado del meridiano, hemos hecho un alambrado muy extenso, donde toman agua de una bomba, y están bien alimentados. Todos los días mi padre va a verlos y antes de ayer se encontró con que nos habían desatado un caballo, robado el bozal que tenía el mismo con mosquetón y soga. Ayer sábado 25 de junio nos encontramos con que la yegua madrina ya no tenía el cencerro colgado en su cuello. Nuestros caballos son muy mansos y por eso nos han hecho lo que nos hicieron, ya que son fáciles de agarrar, tocar, acariciar.
Estamos seguros que toda la gente que pasa en camionetas, autos y camiones no perderían su tiempo en robarnos, porque son gente de trabajo, que hasta a veces más de un gaucho sin conocernos nos ha dejado maíz o algo para nuestros caballos, incluso si alguno se sale nos dan aviso enseguida.
Nosotros no somos nadie, solamente queremos lo poco que tenemos y que nos ha costado sudor. Todos saben que no es fácil tener 9 caballos hoy en día para uno que no tiene campo, sin embargo le damos pelea, porque los amamos, nos llenan de alegría y son los mejores amigos del hombre. Pero parece que lo que sí es fácil es llevarse lo que no es de uno.
Me siento indignada, triste, porque nosotros no molestamos a nadie, no le pedimos nada a nadie y que nos roben cosas que no tienen valor para otros es lamentable. Porque para nosotros tiene mucho valor, no económico, pero si CULTURAL.»
Por ahora no han hecho denuncia policial por la desazón de saber que nada se va a recuperar, pero sí dan a conocer estos robos para transmitir a la comunidad que hay que estar alerta en todo momento.