Los egresados 2015 de la Escuela Secundaria Nº 6 pintaron un mural basándose en el libro El Principito.
La idea, que surgió de los alumnos, tiene como objetivo que esta actividad se torne institucional y que cada futura promoción le deje a la escuela un mural de regalo.
A este proyecto había que darle un marco pedagógico, por ello los futuros bachilleres tomaron la materia “Filosofía” como referencia y fue así que acompañados por la profesora que dicta ese espacio curricular, Miriam Rodríguez, comenzaron a desarrollar el proyecto que se inició con la elección del libro “El Principito” cuyo autor es De Saint Exupery.
FUNDAMENTO FILOSÓFICO DEL PROYECTO
Hemos elegido el libro “El Principito” de Antoine De Saint Exupery, ya que ha transcendido el tiempo. Sus páginas han sido leídas por muchas generaciones y sin embargo la magia que en él radica, conserva la vigencia en temas tan profundos y actuales como el sentido por la vida, la amistad y el amor. Su lenguaje sencillo transmite enseñanzas que rescatamos para aferrarnos a nuestros sueños.
Este texto rescata lo que en cada adulto hay intacto: el niño, a menudo olvidado y otras menospreciado por la prepotencia que el devenir diario transforma y nos transforma en algo que deseamos no ser. El niño conoce la inocencia de la verdad, el adulto presume conocerlo todo pero necesita el rescate de ese niño que habla con el zorro para llegar a la filosofía de su esencia.
En la actualidad, la mayoría de las personas viven su vida sin plantearse el verdadero sentido de la existencia, parecería que sólo lo superficial tuviera cabida, que aparentar aquello que no somos fuera una necesidad para sostenernos en un círculo donde los valores no son necesarios. ¡Grave error! El Principito nos enseña a reconstruir vínculos sanos, nos invita a reflexionar para crear lazos de unión entre las personas, punto inflexible para habitar nuestros propios asteroides.
Es necesario, entonces, transitar el camino que nos permita conocer a los demás, es la curiosidad de nuestro querido personaje el que lo lleva a entender al ser humano. Es ese carácter filosófico completo de tiempo, paciencia, confianza y amor capaz de permitirnos conocer al otro, como nuestro par, nuestro compañero de viaje.
El hombre puede ver un sombrero, pero un hombre que se despoja de tal para retornar a la infancia, puede descubrir una boa que se ha comido un elefante. ¡Qué maravilla poder redescubrirnos a nosotros mismos (aun siendo adolescentes), que el niño está, que todavía interactúa en cada momento de nuestras vidas!
El Principito nos ayuda a transitar el camino hacia la adultez de una manera menos tormentosa. El aprendizaje es difícil, entender que “lo esencial es invisible a los ojos” es una tarea que completamos día a día.