Cuando el fútbol viene de la mano de la memoria cobra un sentido universal. Más aun cuando la memoria refleja la trágica partida de nuestros seres queridos. Eso ocurrió el domingo pasado cuando en el “30 de Abril” a pocos minutos de terminar el encuentro, jugadores e hinchas se enteraron que habían logrado convertirse en Campeón del Torneo Apertura.
“Esto que vive la gente de Juventud es muy importante, lo venimos deseando hace mucho tiempo. Es una caricia tan grande que sólo los hinchas lo entendemos”, me dijo Inés, tan fanática de “La Juve” que respeta a los cracks tanto como a los artistas o a los héroes, como describe Alejandro Dolina a través de los Hombres Sensibles de Flores.
El fútbol es un sentimiento y en él "caben infinidad de novelescos episodios. Allí reconocemos la fuerza, la velocidad y la destreza del deportista. La nobleza y el coraje del que hincha sin renunciar. La lealtad del que socorre a un compañero en dificultades. La traición del que lo abandona. La avaricia de los que no sueltan la pelota. Y en cada jugada, la hidalguía, la soberbia, la inteligencia, la cobardía, la estupidez, la injusticia, la suerte, la burla, la risa o el llanto” (Apuntes del Fútbol en Flores, Crónicas del Ángel Gris).
El fútbol es el recuerdo de aquel campeonato obtenido en 1994 cuando conducidos por su DT Eduardo “Lalo” Sayago” el equipo que integraban Norberto Nesci, Antonio Rosales, Néstor Orobio, Marcelo Janín, Carlos Torino, Sebastián Ablín, Marcelo Dalmasso, Miguel A. Villamonte, Gustavo Merlo, Pablo Rosieri, Luís Mamed más Dibelo, Antonini, Cuenca, Herrera, Duarte y Alarcón como suplentes, llevó a la gloria al Club Juventud Unida en una emocionante final.
El fútbol es esta foto, verdadera síntesis de emociones, de una construcción de complicados razonamientos que libera el llanto, el sufrimiento, el desgarro, los recuerdos, la melancolía así como también permite dejar la garganta y la piel en el grito y tantos otros comportamientos que hasta exageran la desmesura para mostrar que son auténticos.
Hay un tango, “El sueño del pibe”, cuya letra dice que el pibe tomó la pelota sereno, gambeteando a todos enfrentó al arquero y con fuerte tiro quebró el marcador.
La diferencia es que este campeonato no fue el sueño de un pibe, sino de muchos pibes: Hebert Cortina, Luciano Gritta, Alexis Navarro, Vicente Godoy, Santiago Cuenca, Roberto Abbiatti, Tomás Iturri, Sandro Becerra, Martín Rubiños, Nicolás Díaz, Emiliano Vera, Nehuen Quinteros, Martín Cuenca, Blas Carrizo quienes junto al DT Gustavo Satragno, dieron la vuelta olímpica, el momento más trascendental para cualquier jugador.
La vuelta olímpica, ya se sabe, es sinónimo de salir campeón.