Banderaló, julio 16 - Ayer viernes 15 de julio AnalíaCastignani llevó 10 bicicletas a los alumnos de la Escuela Nº 370 de Casillas, comunidad aborigen en el Departamento de Humahuaca, provincia de Jujuy.
El 24 de Mayo habíamos publicado la iniciativa de Analia Castignani y Carlos Gorgerino, su esposo, de juntar 10 bicicletas que necesitaban los alumnos jujeños. La idea, recordemos, surgió en un encuentro casual con la portera de la escuela que les cuenta que, entre las necesidades prioritarias, necesitaban 10 bicicletas de niños. «Por eso les pido si tienen bicicletas para chicos en edad escolar entre 6 y 11 años me las regalen así las enviamos. No importa si no están en condiciones, las hacemos arreglar. Estos chicos viven en las montañas y tardan entre dos y tres horas en llegar a la escuela. Las bicicletas serían de gran utilidad», explicaba por entonces la ex directora de la Escuela Primaria de Banderaló.
Pasó el tiempo y finalmente lograron el objetivo ya que esta semana Analía y Carlos viajaron hasta Humahuaca a cumplir el sueño de los alumnos jujeños.
Dice Analía: «Queremos agradecer a toda la gente que colaboró. Sentimos que lo hicieron convencidos de que nos ayudaban a ayudar. Sabemos que no solucionamos todo, porque no depende de nosotros, pero dibujamos un montón de risas, de " muchas gracias por venir, vuelvan pronto..."
Nos esperaban no sólo los Docentes, alumnos y personal auxiliar, sino padres y presidente de la Comunidad. Son tan hospitalarios y educados, que nos ofrecieron todo lo que tienen, en un rincón olvidado de la Provincia de Jujuy.
Después de compartir parte la mañana y de la tarde, de "meternos en su realidad", decíamos:" con qué poco los hicimos felices"
¡Qué día especial y sumamente emotivo pudimos vivir!.
Gracias a Nicolás, Paola, Benjamín y Santino Soria de General Villegas por unirse a nosotros.
Gracias a todos los que apoyaron y dijeron presente , no se imaginan cuánto nos ayudaron.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.»
Aunque no solo fueron bicicletas que se entregaron sino también útiles escolares, ropa, utensilios de cocina y golosinas. Todo para una comunidad educativa que no podían creer que lo prometido se cumpliera.
Lo bueno de los sueños, es que se cumplan. Y se cumplen porque hay gente solidaria.