jueves, 14 de julio de 2016

Una siria encontró a su prima por Internet y llegará, como refugiada, a Parera (La Pampa)

Su pariente se ofreció como “familia llamante” y podrá recibirla en La Pampa. Arribará al país mañana a la noche.
Haneen Nasser tiene 24 años y vive en Siria. Belén Nazer tiene 37 y vive en Parera, un pequeño pueblo de La Pampa. Las separan 13 mil kilómetros de distancia. Se conocieron por chat y descubrieron que son primas. La historia que comparten está marcada por las convulsiones políticas globales y el amor. Mañana por la noche, Haneen llegará a la Argentina con status de refugiada política. Belén le dará cobijo en su casa.

El bisabuelo de Belén arribó al país como inmigrante a fines del siglo XIX. En el año 2012, mientras rastreaba en su genealogía para hallar familiares, Belén encontró a Haneen Nasser, una joven de Latakia, provincia de siria sobre las costas del Mediterráneo desde donde habían partido sus ancestros. Los primeros chats, en inglés, fueron breves. Pero con el correr del tiempo se hicieron más extensos y llegaron a tener charlas de hasta 4 horas. En esas conversaciones, primero por Facebook y más tarde por Skype, Haneen le contaba sobre los amigos que emigraban de Siria por la amenaza de la guerra. La situación, para ella, era cada vez peor.

“Me contaba lo que pasaba. Los amigos se iban: uno a Alemania, otro a Turquía. Al principio, la guerra le parecía lejana. Pero el año pasado, los combates llegaron a su ciudad”, cuenta Belén a Clarín por teléfono.

En Lataquia la vida cotidiana se hizo imposible: tenían 8 horas de electricidad por día y casi nulo servicio de Internet. Conseguir comidad comenzó a ser un drama. Un día, Haneen fue al grano: “Belén, ¿podrías darme refugio en tu país?”, preguntó la chica. En octubre del año pasado, Belén fue a la delegación Migraciones de La Pampa y preguntó cómo hacer para ayudar a su prima.

“Cuando se decidió a venir me dijo que no quería salir en barco porque era una lotería llegar vivo”, explica Belén. Hannen pidió una visa de refugiada desde Siria y Belén siguió paso a paso con los trámites del Programa Especial de Visado Humanitario para extranjeros afectados por el confflicto de la República Arabe Siria. Se ofreció como “familia llamante”, una figura que ofrece ese programa y que no tiene que ver con la intención manifestada la semana pasada por el presidente Macri de acoger refugiados sirios (ver aparte). Haneen y Belén pelearon siete meses para conseguir las autorizaciones.

El pasado fin de semana, en el consulado argentino de Líbano le sellaron la visa a Hannen. “Fue una felicidad enorme. Las dos gritábamos de alegría. Pero hasta que no esté acá, no me voy a quedar tranquila”, dice la pampeana. “Nos investigaron a ella y a mí. Vino gente de Cancillería que sacó fotos en mi casa”, detalló. “Buscan investigar todo lo relacionado con terrorismo y también las ideas que defendemos. A Haneen también la investigaron”, dijo.

Haneen dejará en Siria una familia que la guerra aún no desmembró. Su partida parece el comienzo de ese drama inevitable. Allí quedarán sus padres, una hermana y un hermano. “El padre es ingeniero, pero tiene poco trabajo. La hermana estudia arte en Damasco y el hermano hizo el ingreso a la universidad. Haneen es traductora y fotógrafa ”, cuenta Belén.

Ya estuvo un año como refugiada en Turquía. “No quiso renovar la visa. Dice que la discriminaron”, afirma Belén. Y dice que el suyo, alejado de cualquier tipo de motivación política, “es un acto de amor”. La cuenta regresiva para el encuentro con Haneen está en marcha. La Argentina, y más precisamente La Pampa, la esperan.

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