“Luego de 17 meses reanudamos la actividad Tambera. Reparamos, rehicimos y reconstruimos lo perdido. Hace 60 años que falleció mi padre y con eso vivimos y estudiamos y solo este último año dejamos el tambo. Gracias a mi esposa y familia creemos que debemos continuar. Y como dijo el vasco que estaba en el cielo y quería volver porque le parecía que iba a “aumentar el precio de la Leche” Nosotros volvemos a la actividad...”. Así daba a conocer esta buena noticia Carlos Jorge González, de Emilio V. Bunge, a través de Facebook.La simplicidad de este texto me hizo reflexionar sobre un mito que habla de la existencia de un ave mitológica, conocida con el nombre de Fénix, la cual poseía la extraordinaria capacidad de, una vez llegada su muerte, arder hasta consumirse, para posteriormente resurgir, renaciendo nuevamente de sus propias cenizas.
A esta adaptación para resurgir de las cenizas en las personas, se le conoce como resiliencia. Es la habilidad que tenemos todas las personas para reaccionar y sobreponernos de las adversidades y de situaciones complicadas, incluso también, de salir fortalecidos de ellas.
González y su familia saben de esto, como lo saben tantos otros tamberos que perdieron todo, o casi todo, durante las últimas inundaciones sufridas en el partido de General Villegas.
Luego de la catástrofe natural que dio por tierra (o por agua) con el esfuerzo de años y años dedicados al campo, hoy publica el regreso como una victoria contra la adversidad.
Tambero por herencia y por convicción, Carlos González tenía diez años cuando murió su padre y le dejó el tambo a su madre, a él y a sus dos hermanos. Quien fuera concejal de General Villegas en 1983, tiene un tambo en Emilio V. Bunge, donde alcanzaba los 4.000 litros diarios con 140 vacas, antes de la inundación.
La crisis lechera en Argentina crece años tras años, “en nuestro país, con los constantes cambios pendulares, cíclicos y erráticos, hubiera sido imposible continuar con la actividad si no fuera por el amor al campo, a las overas y a los pueblos del interior", afirmó el ex diputado provincial en alguna nota periodística.
Sobrevivió, como el Ave Fénix, a todas esas crisis y, ahora, superó la inundación para volver a resurgir tal como describe esta acertada metáfora que ilustra lo que desde la psicología se conoce con el nombre de crecimiento postraumático.
Podría haberse quedado mirando su campo y lamentándose, pero optó por reaccionar y sobreponerse de las adversidades y de situaciones complicadas, con la esperanza de salir fortalecido de ella.
Si estos ejemplos se replicaran, no hay dudas que Argentina resurgiría como el Ave Fénix, como, por otra parte, lo hizo tantas otras veces.
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