Esta reflexión me lleva a pensar en otras costumbres o tradiciones que se vivían en Banderaló y que han desaparecido o están en vías de extinción.
Así como pasa en nuestro pueblo, también en otros lugares puede suceder. Pero algunas de las tradiciones que se pierden son (o fueron) nuestras, bien banderolenses. A ellas vamos a referirnos.
Algunas tuvieron que ver porque el motivo ha desaparecido. Como los bailes de despedida a los conscriptos, aunque estos bailes ya habían dejado de hacerse aun antes que el servicio militar dejara de ser obligatorio y no hubiese colimba a quien despedir.
Otras por imposición autoritaria, tal el caso de la celebración del Día de los Fieles Difuntos o, también conocido, como el Día de los Muertos. En nuestro país, esta fecha solía ser feriado nacional, aunque fue la Dictadura Militar que la quitó del calendario. Recuerdo a mis abuelas haciendo flores de papel crepe, salían de sus manos rosas, claveles, alelíes, hermosos y coloridos ramos depositados con amor en cada sepultura de un ser querido. Familiares de todos lados llegaban a nuestro pueblo que adquiría un gran movimiento, así, en autos o a pie marchaban hacia el cementerio donde días antes familiares y empleados municipales habían pintado las sepulturas, todo el predio lucia impecable.
Más acá en el tiempo se organizaban los bailes de Pascua y del Día de la Madre. Ambos a cargo del Club Juventud, casi sin darnos cuenta desaparecieron en el calendario banderolense. Hoy nadie habla de esos bailes. Desde el año 1946 se venía realizando el Baile de la Primavera con la elección de la Reina y Princesas, hace dos años que el club organizador, Juventud Unida, no lo ha hecho, ¿será otra tradición que perderemos?
En mi niñez había dos noches de fogatas: el 24 de Junio la noche de San Juan, y el 29 de junio la fogata de San Pedro y San Pablo, que en realidad los fuegos se encendían en las vísperas de estas fechas, o sea el 23 y el 28. Juntábamos los “cardos rusos”, yuyo que rodaba por las calles de tierra, en la actualidad ya desaparecido. Se hacían montones inmensos y a la tardecita se encendían las fogatas y se escuchaban las voces de los chicos cantando versitos sin sentidos pero transmitidos de generación tras generación. Me acuerdo “viva San Juan y San Pablo y la cola del chancho negro”, te dije, sin sentido… En la actualidad el jardín de Infantes 908 lleva a cabo un proyecto donde enciende la fogata de San Juan, pero la fogata de San Pedro y San Pablo ya desapareció.
Otras de las tradiciones que hemos perdido son: la fiesta de compromiso, ésta era antes de la celebración matrimonial y se hacía para entregar los anillos a los novios y quedar formalmente comprometidos ante familiares y amigos. ¡Ni hablar del pedido de mano!
Las carneadas pasaron de aquellas que se compartían entre los colonos y duraban meses hasta estos días donde muy pocos conservan esta tradición. El valor económico que implica una carneada es motivo más que suficiente para desistir su continuidad.
No reniego de esta época ni de los adelantos tecnológicos. Todo tiene su tiempo. Aunque la tecnología y el tiempo no deberían ser artífices del olvido. Hay una frase que dice: “quien olvida sus raíces olvida su identidad”. Muy cierto.
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